Los hinchas Xeneixes están "felices". Ganaron el partido contra su rival de toda la vida. Es el encuentro en el que piensan desde que comienza cada campeonato y lo único que vale es ganarlo, no importa como. Boca derrotó 2 a 0 a River, los goles fueron marcados por Carrizo (en contra) y Palermo. Fue una ráfaga de 3 minutos fatales para los Millonarios, Boca no había pateado al arco y ganaba 2 a o. Esto fue posible gracias a un error terrible de Juan Pablo Carrizo y al olfato goleador del interminable Martin Palermo, inscribiendo un capitulo mas a la película de su vida. Este fue su ultimo superclasico y como no podía ser de otra manera, se fue de la cancha habiendo marcado un gol, de la misma manera que lo hizo en el año 1997, cuando le tocó enfrentar a su eterno rival por primera vez. Cuando el Titan marcó su gol, la Bombonera se venía abajo y el no pudo contener sus lágrimas. Después de festejar con sus compañeros, se acercó hasta el banco de suplente y abrazó a Julio Cesar Falcioni, en agradecimiento al DT que lo bancó en los momentos mas difíciles del goleador, cuando no podía convertir en este torneo.
River jugó mejor y fue el que más intento generar fútbol, pero en este deporte los merecimientos hay veces que no son justos. Hay que hacer un párrafo aparte para el "pésimo" arbitraje de Patricio Lousteau que no cobró al menos 5 penales claros para el equipo de Nuñez. Al final del encuentro, fueron expulsados Clemente Rodriguez y Matias Almeyda.
El Superclásico quedo en manos de Boca y a sus hinchas poco le interesa como logró el triunfo. Y se aferran a lo que dice en los viejos manuales del fútbol: Los clásicos no se merecen, se ganan.
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