martes, 24 de mayo de 2011

Renunció el Pato Fillol

Después del desplante que le propinó Juan Pablo Carrizo, Ubaldo Matildo Fillol decidió dar un paso al costado y renunció al cuerpo técnico de River. Cuando culminó el partido frente a San Lorenzo, que terminó empatado 1 a 1, gracias a un error de Carrizo, el Pato y Juan José López lo esperaron que termine de dar una nota a la televisión, para respaldarlo después de lo que le había pasado, y salir todos juntos de la cancha. Fillol lo quiso abrazar para contenerlo y el 1 Millonario lo sacó con un empujón, que el arquero campeón del mundo en 1978 no se merecía.


En una reunión que mantuvo ayer con Daniel Passarella, le comunicó que renunciaba a su cargo. A través de su pagina web oficial emitió un comunicado explicando lo que sentía: "Arranco estas lineas aclarando que no quiero ponerme en el lugar de víctima. Esto quiero que lo entiendan todos. Con respecto a lo que pasó el domingo en el estadio Monumental y que todos los que están inmersos en el mundo del fútbol fueron testigos, ya sea en la cancha o televisión, quiero decir que siento un dolor inmenso que nunca me hubiese imaginado que podía llegar a sentir, y mucho menos, que esa actitud desubicada haya venido de esta persona. Además de dolor por lo que pasó siento bronca, desazón y desilusión, es más, siento que me humillaron delante de todo el mundo"


El Pato está muy dolido y expresó que: "al único que le perdono un desplante es a mi hijo" y decidió dar un paso al costado por que siente que se iba hacer insostenible la convivencia con el actual arquero. Admitió que se va por que quiere lo mejor para River.


Algunos piensan que se trata de una cuestión de egos, pero lo que queda claro es que hubo un acto irrespetuoso por parte de Juan Pablo Carrizo. Más allá de la calentura que podría tener en ese momento, el Pato Fillol (el mejor arquero argentino de todos los tiempos) no se merecía semejante desplante ante todo el Monumental. Y tener personalidad no significa tratar mal a los demás. Tener personalidad significa trabajar al cien por cien en la semana y esperar el próximo partido para dar vuelta la historia. No besarse la camiseta delante delante de todos los hinchas que pagaron su entrada y estaban destruido por que su equipo no pudo lograr un triunfo que lo alejaba de la Promoción. Por que el que sufre de verdad y el que deja todo por ver a su club es el simpatizante. Lo de Carrizo fue un acto de soberbia y demagogia, que en el ámbito futbolero se denomina "vender humo".



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